La mirada de Pablo

En estas fechas ha llegado a mis manos el libro Fálame dos silenciados que nos dejó Pablo López Orosa, el joven periodista que falleció a los 34 años el 15 de noviembre de 2019 al regreso de uno de sus viajes por el mundo. Pablo mandaba sus crónicas a diversos medios –El País, El Mundo, La Marea, Luzes, Gara, Altaïr y, entre otros, El Ciervo– desde lugares de Europa, Asia, América y África. Después de trabajar en Onda Cero Radio y en la agencia Efe, comenzó a viajar en busca de “gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas”, según cuenta él mismo en el libro que recoge buena parte de sus crónicas, editado por la revista Luzes.

Conocí a Pablo en la entrega del XII premio de periodismo solidario Memorial Joan Gomis, que compartió exaequo con la veterana periodista Rosa María Calaf. Siempre me llamó la atención la mirada de Pablo porque, como recoge el libro, siempre buscaba historias humanas de los más desfavorecidos. Lo hizo desde ciudades de Vietnam, Laos, Turquía, Camboya, Malasia, Tailandia, Guatemala, Cuba, Kenia, Sudáfrica, Somalia… Se desplazó a Irak para contar la posguerra de este país y el conflicto kurdo o a Birmania para narrar el genocidio de los rohinyas. Pablo escribió también muchos relatos sobre Galicia en los que plasmaba sus reflexiones acerca de la manera de ser de las gentes de su tierra natal. Recordaba siempre las historias que le había contado su abuelo.

La tregua de los zapatos”, publicado en eldiario.es (28.02.2017) es el título del reportaje que escribió en Guatemala en el que describía la fábrica de calzado La Limonada, el espacio que creó don Otto para dar una oportunidad a los jóvenes de una barriada y rescatarlos de la violencia de las maras. Por este reportaje obtuvo el premio Memorial Joan Gomis.

En cada una de las ciudades, pueblos o aldeas donde se desplazó retrataba situaciones en las que se hallaban niños, jóvenes, hombres, mujeres, ancianos por violencia sexual, pobreza, xenofobia, enfermedad, sequía, guerras. No importaba dónde estaban, él las buscaba. Conoció como nadie a gente silenciada. Agradezco a la revista Luzes la edición de Fálame dos silenciados con gran parte de sus crónicas humanas. Hoy, que vivimos tiempos convulsos, te recuerdo, Pablo.

 

Eugenia de Andrés, periodista

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