Hace días que estoy pensando que en la pandemia en la que todos vivimos desde hace un año hay grandes dosis de desconcierto. Es un desconcierto profundo que va más allá de las medidas adecuadas que debemos tomar para protegernos del covid. Aunque existe también porque por las redes sociales, los periódicos, las emisoras de radio y televisión circulan todo tipo de informaciones que difunden quienes se consideran y autodefinen como científicos. Claro está que los hay serios y consecuentes, pero hay otros muchos que se presentan como expertos y no se reprimen al juzgar las medidas que defiende el ministerio de Sanidad o los departamentos de Salud de las comunidades autónomas sin ningún tipo de recato. Estamos rodeados de virólogos, epidemiólogos, estadísticos, físicos, matemáticos, periodistas, tertulianos…que cuestionan todas las decisiones que se toman y recomiendan otras de su propia cosecha.
El resultado es el paisaje de desconcierto donde estamos en el que se pueden contar con los dedos de una mano los que tienen verdadera autoridad para emitir opiniones sensatas respecto a la pandemia. En medio de toda esta vorágine aparecen también “expertos” adscritos a partidos políticos, cuando lo primero que se debe exigir a un científico, a un epidemiólogo o a un virólogo es que sea independiente y no se arrime a determinadas marcas políticas. Cuando lo hacen, no me merecen ninguna confianza.
Cuando escribía estas líneas he leído lo que dice Óscar Mateos, doctor en Relaciones Internacionales y colaborador de El Ciervo, en El shock pandémico, editado en los Quaderns de Cristianisme i Justícia, enero 2021. Es un análisis breve, de apenas 30 páginas, en el que expone de manera muy lúcida los cambios políticos, sociales y económicos de la pandemia y la necesidad de reflexionar acerca de las múltiples transformaciones globales que debemos afrontar. Ante la enorme dosis de incertidumbre en la que estamos inmersos, mantiene que “la pandemia pone de manifiesto una doble dificultad que ya estábamos experimentando: la dificultad de interpretar el presente y la dificultad de imaginar un futuro esperanzador”. Su reflexión me ha parecido muy certera para quienes, como yo, creen que estamos inmersos en un paisaje de desconcierto e incertidumbre. Como afirma el sociólogo portugués, Boaventura de Sousa Santos, -en una de las citas que recoge Óscar Mateos– ¿seremos capaces de entender lo que la pandemia nos está explicando?
Eugenia de Andrés, periodista