El cine chino en un mundo convulso

El cine chino en un mundo convulso

Artículo publicado en el N.º788 (Jul-Ago 2021)

Uno de los primeros obstáculos a la hora de abordar el cine de China es la necesidad de registrar su procedencia, en la medida en que cabe diferenciar claramente el cine de China Continental de aquel producido en Hong Kong y del cine que llega de Taiwán. Cada una de estas cinematografías aparece vinculada a la tradición y a los antecedentes que le son propios y dividida en origen por razones históricas y políticas. El cine irrumpe en China en 1896, y la primera Edad de Oro se sitúa entre 1830 y 1837, coincidiendo con la invasión japonesa de China y la ocupación de Shanghái, donde numerosas compañías cerraron, aunque las áreas extraterritoriales como la concesión francesa siguió siendo un refugio para cineastas y empresas cinematográficas. Tras la recuperación del territorio en manos de los japoneses, se reanudó la guerra civil iniciada en 1927 entre el PCCh liderado por Mao Zedong y el partido nacionalista de Chiang Kai-shek, y la industria cinematográfica regresó a Shanghái.

Con la fundación de la República Popular China en 1949, el cine se convirtió en un instrumento de propaganda y la situación se agravó durante la Revolución Cultural (1968- 1976). La política económica de Den Xiaoping relajó las condiciones en las que surgieron los cineastas de lo que se llamó la quinta generación, coincidiendo con la quinta promoción de la Academia de Cine de Pekín. Tierra ama- rilla de Chen Kaige, Sorgo rojo de Zhang Yimou, Pueblo Furong de Xie Jin, drama de cicatrices, o El incidente del cañón negro de Huang Jianxin, son los títulos más premiados internacionalmente de esta generación en la década de los 80. Después de Tiananmen (1989), algunos directores emigraron a EE.UU. y a Australia, pero otros como Zhang Yimou con Qiu Ju, una mujer china, Ni uno menos y La linterna roja o Chen Kaige con Adiós a mi concubina marcaron el período anterior al fin de siglo, donde aparece la controvertida sexta generación marcada por un cine más urbano y crítico con la acelerada transformación industrial y social del país y cuyo representante más visible es Jia Zhangke, junto con otros directores como Wang Xiaoshuai, Lou Ye y Li Yang.

La primera década del siglo XXI presenta títulos que se recordarán siempre como Héroe y La Casa de las dagas voladoras de Zhang Yimou, Memorias de China de Jiang Xiao, El Mundo de Jia Zhangke, Carta de una mujer desconocida de la directora Xu Jinglei y Ciudad de vida y muerte de Lu Xuan, Concha de Oro en el festival de San Sebastián en 2009. Desde esta fecha hasta 2021, los títulos se multi- plican a la par que su presencia se hace cada vez más fuerte en festivales internacionales y en el mercado global, con títulos como Tan negro como el carbón de Diao Yinan, autor a su vez de El Lago del ganso salvaje, Yo no soy Madame Bovary de Feng Xiaogang, Señora Fang de Wang Bin, Un elefante sentado y quieto de Hu Bo, que se suicidó tras terminar su ópera prima, y Esa Mujer de Jian Zangke. Sin contar con los más jóvenes como Pema Tseden, Li Ji, Liang Ming o Bi Gan con su Largo viaje hacia la noche.

Menene Gras Balaguer es Directora del Asian Film Festival Barcelona.
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