Escribirán robots

Escribiran robots

Artículo publicado en el N.º787 (May-Jun 2021)

En estos tiempos de aceleración hacia el futuro pienso a menudo en Julio Verne. Se le tiene por un visionario, pero en realidad era un exhaustivo documentalista. Investigaba cada aspecto de una innovación antes de trasladarla a sus novelas. Esa capacidad de análisis le permitió prever la evolución de algunas tecnologías de su tiempo, que solo se concretaron después de su muerte. Avances como el helicóptero, los viajes espaciales o la comunicación vía internet. Ahora vivimos una época análoga a la suya, con promesas tecnológicas que amenazan concretarse en algún momento de las próximas décadas. La más disruptiva es la inteligencia artificial, porque promete sustituir nuestras labores y privarnos del trabajo. La robotización es un hecho, y el lector de El Ciervo no estará leyendo artículos escritos por humanos en los siguientes treinta años. No enteramente.

Y es que el cambio ya se ha producido, aunque no lo percibamos. En 2015 apareció publicado uno de los primeros artículos escritos por un programa de proce- samiento de lenguaje natural, sobre los resultados de un encuentro deportivo. Volviéndolo a leer encuentro que resulta indistinguible de lo que podría hacer en un breve un redactor con oficio. Titular, entradilla, desarrollo del partido y resultados. Seis años después es Cyborg quien escribe a diario todos los breves de la agencia Bloomberg. De todas las secciones. Este robot redactor es capaz de recopilar las fuentes, procesarlas y devolverlas resumidas con impecables estructura y sintaxis. Y es especialmente hábil a la hora de resumir los exhaustivos informes de empresas, mercados y bolsas. Ya tiene compañeros cibernéticos trabajando en Forbes, The Guardian Australia y muy pronto, una vez supere su período de pruebas, también en Reuters. La UE va con cierto retraso en la implantación de estos robots periodistas, pero esos nuevos fondos denominados NextGeneration cuentan con partidas destinadas por los gobiernos al desarrollo de la IA, la inteligencia artificial. En un futuro no muy lejano leeremos los breves de la agencia EFE sin ser capaces de distinguir si los escribió o no un humano.

Me tiemblan las rodillas al pensar que las máquinas puedan llegar a escribir noticias y hasta libros. Aunque por el momento agencias y directores de medios expli- quen que el uso de IA como Cyborg liberan de tareas rutinarias a sus periodistas. Para que puedan centrarse en el valor humano, la búsqueda de buenas historias, con enfoque y análisis. Las IA tienen además una extensión mercantil, facilitan la obtención de ingresos al centrarse en seleccionar temas afines a los intereses del grupo de lectores que resida en una localidad, región o área geográfica determinada. Esta técnica de geo-marketing permite a las grandes cabeceras estadounidenses abrir secciones absolutamente locales que están resultando ser muy rentables.

En este aniversario de El Ciervo, pensando en su pasado y su presente, yo me he preguntado si la revista trabajará así en los próximos treinta años, hasta cumplir cien. Bastaría un consejo editorial de personas que no redactasen, que únicamente seleccionaran tendencias presentadas por las IA, para que estas a su vez escribieran.

Las máquinas no pueden todavía, y eso cierra momentáneamente el debate. Esos robots son incapaces de análisis emocionales o rigurosos. Las pruebas con artículos extensos han encontrado una barrera infranqueable. Es sencillísimo engañar con fuentes poco fiables a la IA, y si un humano no la supervisa publicará barbaridades que valdrían una demanda, o varias, al medio. Pero superar esta dificultad solo es cuestión de tiempo. Los ordenadores cuánticos, que ya han comenzado a funcionar, prometen multiplicar la capacidad de procesamiento exponencialmente. Algo que necesitan los robots para manejar con eficiencia el lenguaje natural. Cuando eso se logre no habrá diferencia entre este artículo que está leyendo y uno de Cyborg. Habrá emoción, reflexión y hasta empleo útil de recursos literarios y periodísticos en las palabras de la máquina.

No importa si puede suceder sino si dejaremos que suceda. Contra toda adversidad una revista de cultura y pensamiento como esta ha sobrevivido a los últimos 70 años, y se ha renovado en los últimos tiempos para persistir, al menos, una generación más. Esto es lo que nos hace humanos, convertir nuestros sueños en un material concreto, a fuerza de trabajo y perseverancia. No hay por qué cederlo a las máquinas. Que Cyborg jamás pase de hacer tareas rutinarias. Que el lenguaje de la reflexión, que hizo humano al animal que éramos, no se nos arrebate. Esa es la utopía frente al avance imparable de la inteligencia artificial. Que cuando El Ciervo cumpla 100 años siga siendo este espacio privilegiado donde escriben personas

Martín Sacristán, periodista.

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