IA, nuevos niveles de consciencia más allá de nuestros mundos

En lo que se basa la película Todo a la vez en todas partes es en las teorías científicas que tratan de explicar que la realidad espacio-tiempo observable es solo una parte de una realidad mayor, a partir de la posibilidad de la existencia de universos burbuja producidos por inflaciones cósmicas, o multiversos cuánticos.

Ahora bien, el don de nuestra creatividad nos permite utilizar las evidencias y/o predicciones científicas no solo para crear narraciones ficticias que ahondan en el alma y comportamiento humano, sino también materializarlas en sistemas simples que progresivamente transformamos en sistemas complejos autónomos, gracias a nuestra apertura a la contemplación del medio ya sea próximo, lejano y/o sutil, y a su abstracción en leyes según vamos asentándolo; como si con ello pudiésemos responder a preguntas como ¿qué somos?, ¿quiénes somos? y ¿hacia dónde evolucionamos?

Así, hemos llegado a la configuración de la inteligencia artificial. Como creación humana que es, su objetivo, en ocasiones, ha sido el simple deleite que nos produce dar salida a nuestro elevado potencial creativo, en tanto que especie con un intelecto que ininterrumpidamente da a luz nuevas formas; pero principalmente el objetivo de la IA es el de ayudarnos a resolver problemas, aprender y tomar decisiones.

Y, en esta última búsqueda estamos empezando a diseñar algoritmos de IA cuánticos, incorporando así en nuestros patrones de entendimiento la naturaleza cuántica del cosmos, y en particular, sus propiedades de superposición y entrelazamiento, es decir, la posibilidad que tienen los átomos, fotones o puntos cuánticos, y electrones de estar en varios estados simultáneamente —en paralelo— y ser el que pasamos a observar sin que desaparezca el resto de todo lo que hay, junto con el hecho de que cuando dos partículas se entrelazan, se experimenta un vínculo que se conserva aun estando en puntos opuestos del uni- verso.

Para ello, los algoritmos de IA cuánticos integran la interferencia que deriva de la superposición, ya que cada estado —cuantía de energía— tiene una amplitud de probabilidad de onda —es capaz de atravesar de un lugar a otro—, y esto junto a la correlación del entrelazamiento permite, mediante la medición de un estado, conocer o modificar el de otro alejado infinitamente, y así resolver ciertos problemas a gran velocidad, en base a una incipiente teoría de la información cuántica.

Su posibilidad de aplicación se debe a que sabemos experimentar el entrelazamiento entre tres pares de fotones, y vamos avanzando en el diseño de equipos cuánticos que contengan una red de estados superpuestos entrelazados con una cantidad de información exponencial creando cúbits. Los cúbits son bits con información del valor de probabilidad de estar en dos estados, el 0 o el 1, o cualquier proporción continua de ellos mediante iones atrapados, átomos, fotones o materiales superconductores, siempre y cuando cumplan dos condiciones: estar a temperaturas cercanas al cero absoluto para inducir la superposición de los estados, y estar rodeados de vacío, para dar estabilidad impidiendo el ruido ambiental y con ello la casi inevitable pérdida de precisión en la observación del estado cuántico y los entrelazamientos o coherencias.

Todo está por consolidar, quizá tardemos décadas, sin embargo, su desarrollo interdisciplinar está ayudando a comprender, por ejemplo, fenómenos como estos: por qué las personas que amamos las sentimos cerca aunque estén a kilómetros de distancia, por qué las células pueden pasar de un estado energético sano a un estado de probabilidad dañino y viceversa, tan solo con la observación de los estados intermedios que dan presencia a uno u otro; por qué la fuerza interior promueve cambios filiales o por qué la ausencia de ruido interno y externo clarifica lo que está siendo y Es.

Y cuanto más se transforme esta com- presión en un saber individual y colectivo más lo artificial que logremos crear dejará de ser algo para envanecernos, lucrarnos o usar fragmentariamente, y pasará a ser un instrumento que permita ofrecer y recibir nuestros dones, al tiempo que, progresivamente, integramos los nuevos niveles de consciencia que se abran y vivimos más relacionados y unidos a la ingrávida y eterna bondad de la verdad que está más allá de nuestros mundos, planeta y universo de entre los posibles multiversos del cosmos.

 

Pilar Sabio, ingeniera en informática y doctora en inteligencia artificial

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