De las lecturas de este verano, Seremos Atlántida (Acantilado, 2022), novela que integra otros géneros, como el relato corto, la narración autobiográfica o el ensayo, me ha dado que pensar más de lo que, a priori, hubiera imaginado. Primero porque no conocía a Joan Benesiu (Beneixama, 1971), su autor, premio Llibreter en 2015 por la novela Gegants de gel, y segundo porque apenas tenía referencias sobre la misma salvo unas líneas que resumían el argumento. La vida de un narrador del que sabemos muy poco y que añora el Imperio Austrohúngaro, simbolizado a lo largo del libro por la ciudad de Trieste, la encrucijada de fronteras situada en el norte de Italia, toma un rumbo diferente cuando conoce a Mirko, un joven excéntrico que mantiene una extraña relación presidida por la literatura con Clara, cuidadora y amante de una adinerada anciana croata. Este nuevo derrotero llevará al narrador y a los otros dos protagonistas, que han renunciado al teléfono móvil para comunicarse entre sí, a viajar por distintos lugares de una Europa desencantada de sí misma.
Embebidos los tres en una especie de melancolía y propensos al simulacro, el viaje, que también es interior, acabará por enfrentarlos a sus propios fantasmas y revelándoles que, de alguna forma, la historia solo es soportable cuando es distante. La inclinación a la impostura de los protagonistas y del resto de personajes de la novela, cuyas vidas corren el peligro de convertirse en una farsa, se comprende si se atiende a la historia de Europa desde el último cuarto del siglo XIX: ascenso y caída del Imperio Austrohúngaro, Primera y Segunda Guerra Mundial, Guerra de Yugoslavia, etcétera, hechos cuya presencia se justifican en la novela por la historia familiar de los protagonistas o por sus trayectorias vitales. O si se atiende a hechos vergonzantes o luctuosos sucedidos en el viejo continente y citados en la narración, como los asesinatos de homosexuales, la fuga radiactiva de Chernóbil o los atentados de París. Incapaces de deshacerse de la historia de Europa, el peso que arrastran los personajes es el mismo que, también en la novela, refleja la sociedad europea en un tiempo que se caracteriza por no servir como refugio; una sociedad anestesiada por las redes sociales, volcada en la farsa del turismo de cartón piedra y del simulacro para mantenerse con vida y ensimismada en su reverberación. Con estos materiales y sirviéndose del mito de la Atlántida, cuyo continente desaparece por la soberbia de los propios atlantes, Benesiu, mediante una escritura cuidada, dosificando con prudencia la información sobre los personajes y las referencias a filósofos, escritores, cineastas y artistas, nos invita (recojan el guante, yo todavía sigo dándole vueltas al libro, no sin cierta inquietud) a mirarnos en el espejo y reflexionar.
Luís Fernández Zaurín