¿Qué falla en la izquierda?

Es la crisis de la política

La izquierda se encuentra en fase recesiva. Sus dos familias principales, la socialdemócrata y la que llamaré alternativa, pierden apoyos en los países avanzados. La socialdemocracia no deja de retroceder. En las últimas elecciones alemanas, el histórico SPD no pasó del 15 % de los votos. Las izquierdas alternativas parecieron tener un momento de esperanza tras la crisis de 2008, pero se han ido desinflando en todas partes (menos en Francia). En cambio, las derechas en general y, sobre todo, las derechas radicales, están al alza.

En un artículo reciente (“Regime Change in the West”, London Review of Books, 3 de abril de 2025), el gran autor marxista Perry Anderson, de 86 años de edad, argumentaba que el capitalismo contemporáneo se basa en tres elementos: la desigualdad, la tendencia oligárquica y la movilidad de los factores de producción. Todos ellos son los causantes del gran malestar social que se observa en muchos países. Desde su punto de vista, las izquierdas y derechas radicales critican los dos primeros elementos (desigualdad y oligarquía), pero sólo las derechas impugnan el tercero, la movilidad, apostando por la xenofobia y el cierre de las fronteras. Eso, según Anderson, le da
a las derechas una gran ventaja frente a las izquierdas alternativas.

Es una idea interesante, pero no creo que refleje bien lo que está sucediendo. Por un lado, no es evidente que las derechas radicales encarnen la lucha contra la oligarquía o la desigualdad. Basta observar lo que ha hecho Donald Trump en sus tres primeros meses de mandato. Las tendencias oligárquicas son innegables, de la misma manera que es innegable que Milei en Argentina está aumentando la desigualdad. Las derechas y las izquierdas radicales se oponen al establishment, pero es dudoso que la crítica del establishment suponga una defensa de la igualdad o el rechazo de nuevas oligarquías en el caso de las derechas.

¿Por qué entonces cala mejor en parte de la ciudadanía el mensaje de las derechas radicales que el de las izquierdas? Aunque no es fácil responder a esta pregunta, me gustaría señalar que las izquierdas, ya sean socialdemócratas o alternativas, constituyen un conjunto de ideas sobre cómo transformar la sociedad políticamente. Las derechas, por el contrario, buscan dinamitar la política, es decir, lograr que el capitalismo (ya sea nacional o internacional) se imponga sobre la voluntad ciudadana. Esta asimetría es esencial. Estando la política cuestionada en todas partes, especialmente su dimensión representativa, las izquierdas se encuentran gripadas, se quedan sin su principal instrumento de cambio social. Mucha gente ha dejado de creer en partidos e instituciones y se siente ajena a la política. Son ellos los más vulnerables a los mensajes anti-políticos de las derechas radicales.

En resumen, los ideales de la izquierda, por muy atractivos que puedan resultar, tienen poco recorrido si una parte importante de la sociedad reniega de la política, que ve asociada al ruido, el egoísmo y la corrupción. Las izquierdas sólo recuperarán fuerza si logran persuadir a la ciudadanía de que la política sirve para cambiar el mundo. •

 

Por Ignacio Sánchez Cuenca

CATEDRÁTICO DE CIENCIA POLÍTICA EN LA UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID

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