Un sugestivo ensayo sobre el Mediterráneo
El autor, José Enrique Ruiz-Domènec (Granada, 1948), publicó hace 18 años El Mediterráneo. Historia y cultura. Como gran historiador, vuelve ahora con El sueño de Ulises. El Mediterráneo, de la guerra de Troya a las pateras (Taurus, 2022), que sigue un cierto hilo cronológico. No pretende ser un monumento, una “thése d’État”, así la llamaban los franceses, como La Méditerranée et le monde mediterranéen (1949), de Fernand Braudel, sino un sugestivo ensayo sobre un ser vivo, el mar que nos acuna desde que éramos niños.
Me he zambullido en su lectura como en un álbum de familia: Albert Camus, Claudio Magris, madame de Noaillles. Al acabar, me parecía recordar que había leído los nombres de otros a los que no cita: el libanés-francés Amin Maalouf (Les désorientés, 2012); los florentinos Giorgio La Pira y Davide Sassoli; el judío de origen lituano Amos Oz (1939-2018); Eric J. E. Hobsbawm (1917-2021, judío también e historiador inglés, nacido en Alejandría). No los cita, pero forman parte de la trama. Este mar ha visto nacer a todos estos y a muchos más, judíos, etrurios, ingleses, libaneses… Camus, nieto de menorquines muy pobres, nació en Mondovi, “le petit París” (hoy Dréan). En la Alejandría de Lawrence Durrell el autor comenta las cuatro historias del Cuarteto. La que cuenta Maalouf quizá es más cercana a nosotros: amigos que sindo jóvenes se han radicalizado y distanciado años después. ¿Qué les ha pasado? El Mediterráneo es nuestra casa, es nuestra biografía. Como todas, tiene su luz, sus oscuridades y heridas. El conde Kessler y un escultor catalán, Maillol, viajan a Grecia a principios del siglo XX; el tercer viajero, von Hofmannsthal, habla de “una sabiduría inagotable y secreta”.
Ruiz-Domènec nos descifra esa sabiduría con la suya, también inagotable. Las páginas están ordenadas en siete capítulos, que se abren con la introducción “El mar de la historia”, a la que preceden una fotografía de una mujer esculpida por Aristides Maillol y una cita de María Zambrano. Paseando por Perpinyà, topa uno en la Casa de la Vila con La Méditerranée (1902-1905) de Maillol. ¿Es la mar el sujeto femenino del que todos hemos nacido, como Venus? Las siete partes tratan de la salida del laberinto, de la época de Carlomagno y Mahoma, ¿un guiño al belga Pirenne?, de Venecia, Siena y Granada en el siglo XIV, de un renacimiento no idealizado, aunque diese paso a la modernidad, concluido ese tránsito en 1815, cuando empieza la efímera e incierta gloria de los nacionalismos; solo en el último recodo (1948-2020) nos asomamos al otoño de la modernidad.
El libro es esencial para comprender quiénes somos y hacia dónde vamos. Me atrevo a poner el foco en un punto oscuro: habla más del norte que del sur de ese mar. ¿Está seguro Ruiz-Domènec de que Marruecos, Argelia o Túnez, el mahgreb u occidente de ese sur, no deben ser más mirados?, ¿y el mahreq no debería también ser visto?