Un nuevo libro del prolífico filósofo alemán sobre religión para decirnos que toda teología es teopoesía, de modo que sus con- tenidos son creados por la imaginación y se sostienen por metáforas que hay que descifrar. Pasa lo mismo en las religiones monoteístas y en las otras, pues “solo la poesía consigue entrar en el más allá”, escribe Sloterdijk (89). De los cielos viene el mensaje; pero siempre en lenguaje poético. En ello no hay problema, porque la poesía hace pensar, sentir, querer. El cielo habla, aunque es necesario oír e interpretar. Hay, pues, que volverse hacia las alturas, porque de ahí viene la salvación. Terminada la lectura de este serio y bello libro cabe dirigirse a Sloterdijk y hacerle esta pregunta: pero ¿qué hay de real dentro y más allá de tanta teopoesía? La respuesta queda pen- diente. Siga, pues, Sloterdijk escribiendo y nosotros leyendo, tal vez afianzando la verosimilitud.
Julián Ruiz Díaz