Artículo publicado en el n.º784 (Nov-Dic 2020)
John Ashbery, Barbara Guest, Kenneth Koch, Frank O’Hara y James Schuyler formaron la escuela poética de Nueva York. Grandes poetas que, por decirlo con palabras de O’Hara, tenían en común una atención ansiosa por las cosas, una fascinación por lo concreto capaz de elevar rascacielos verbales sin temor a su desmoronamiento. Las cosas, que son edificios y papeleras, un bocadillo a medio comer y el morse de las luces durante la noche. Pero que también son las ideas y las metáforas, que se convierten en sus poemas en asideros (el de una taza, el de una escalera de mano, el de la barandilla de un puente) para no despeñarse por los barrancos de la existencia. Como dice Ashbery, cosas que, al ramificarse en los nombres que brotan de ellas, acaban aludiéndose a sí mismas en un bucle donde el significado acaba por estallar y nosotros con él. Buenísimos todos.
Por Jesús Aguado.