Principio del siglo XIX. Napoleón es un huracán arrollador, el mariscal de Europa. Violencia, agitación y desconcierto por doquier. Estamos en Jena, la ciudad de Hegel y de otros talentos estelares. Además de Hegel, Goethe, Fichte, Schelling, Novalis, Schiller, Schlegel; también acude el teólogo y gran predicador Schleiermacher. También algunas mujeres. Y, por supuesto, millares de revoltosos estudiantes de toda Europa. Weimar, la ciudad de Goethe, no está lejos. Atmósfera cargada de filosofía, política, poesía, ciencia, filología, arte. Imposible encontrar un ambiente más exquisito en el que no faltan enredos de todos los calibres. El pensamiento crítico y libertario por encima de todo. El presente es lo que importa. El pasado y el futuro importan menos. El autor sabe mucho, muchísimo, de todo ese mundo fascinante, de la vida y milagros de aquella conspicua gente, cuyas obras admiramos y leemos todavía. Y su libro se lee con verdadero placer
Críticas literarias
21/03/22
La República de los espíritus libres
Por Julián Ruiz.