Texto publicado en el n.º782 (Jul-Ago 2020)
El periodista húngaro Victor Sebestyen va en esta biografía más allá de Lenin como estadista y teórico para ofrecernos su retrato humano. Su libro, documentadísimo y absorbente, poco tiene que ver con ciertas hagiografías. Muestra a un hombre convencido de que el fin justificaba los medios, que aplicaba el terror si convenía a sus propósitos. Su imagen ante la posteridad será la de un hombre frío. En realidad, afirma el autor y lo plasma en sus páginas, su personalidad se basaba en una fuerte emotividad. Por otra parte, en política, Lenin demostraba un pragmatismo sorprendente. El marxismo para él no era una ortodoxia sagrada sino una orientación. Sus principios, por tanto, podían dejarse de lado si las circunstancias lo aconsejaban. Este sentido de la realidad ayudó a Lenin a ser un gran estratega, pero eso no significa que no cometiera errores. Como nos dice el autor, llegó al poder tanto por la incompetencia ajena como por méritos propios.
Por Francisco Martínez Hoyos.