Lo que más duele no cabe. No cabe quiere decir: que hace estallar las costuras del ser, que se fuga incontinente a cualquier no que orbite cerca, que se presenta como resquebrajadura o sajadura o grito. Virginia, profesora universitaria barcelonesa, pierde a su hija Moira y se va a trabajar a China como recolectora. Allí conoce a Suyin, que es maltratada por su salvaje marido. Dos mujeres rotas que han de reinventar sus límites para volver a caber dentro de sí mismas. El cuidado ayuda. La desesperación ayuda. El cansancio ayuda. El lenguaje, sobre todo, ayuda: arcilla para remodelar los corazones, escondrijo para ponerse fuera del alcance del sufrimiento. Cualquier cosa que quepa en una, por minúscula que sea, ayuda. También ayuda irle haciendo espacio al amor; muy despacio, eso sí, para que no huya al recordar otros amores fallidos o robados. Una primera novela de Olalla Castro, con fulgores de gran poesía, excepcional.
Críticas literarias
02/07/25