La principal virtud de una obra como The Paris Review. Entrevistas (1953-2012) es su inmenso valor documental y humano. Porque recopilar en 2.800 páginas un centenar de entrevistas a la flor y nata literaria del siglo XX supone regalar al lector la posibilidad de aproximarse a una época de nuestra historia reciente a través de algunas de las voces que más y mejor supieron explicarla.
La selección de esas voces —que incluye las de narradores, poetas, dramaturgos y guionistas de cine— es otro de los grandes aciertos del libro más voluminoso que ha publicado Acantilado en 20 años. Y es que, especialmente en el primero de los dos volúmenes, se centró en elegir algunas de las que en España habían sido inaudibles por inaccesibles, como por ejemplo las de Ralph Ellison, James Thurber, Eudora Welty o Stephen Spender. Un criterio tan arriesgado como valiente, ya que en cierto modo apuesta por la aventura de descubrir lo que había permanecido callado y oculto aun a riesgo de no despertar el suficiente interés. La selección se completa con decenas de nombres que sí llegaron aquí para ser leídos, releídos y admirados, como los de Dorothy Parker, Huxley, Capote, Waugh, Cocteau, Hemingway, Borges, Kerouac, Yourcenar, Nabokov, Rushdie, Cortázar, Sontag, Kundera, Eco o García Márquez, por citar a algunos.
Haber puesto el foco en las entrevistas que publicaba una revista literaria como The Paris Review supone un gran acierto editorial. Esta histórica publicación, fundada en 1953, es una de las más legendarias y prestigiosas del mundo, entre otras cosas porque reinventó dicho género, que llevó al grado de excelencia logrando una feliz combinación entre periodismo y narrativa. Sandra Ollo, la editora que ahora hace diez años puso en marcha el titánico proyecto por encargo del añorado Jaume Vallcorba, lo explicaba recordando que “los primeros editores, periodistas de la talla de Harold L. Humes, Peter Matthiessen y George Plimpton, plantearon la entrevista desde la edición, con encuentros con los escritores que abarcaban varios días distintos, incluso espaciados por meses, y en ocasiones dejaban participar a los autores en su construcción.
Una de las grandes virtudes es que, pese a ello, conservan toda la frescura y la espontaneidad”. Esta edición es una cita ineludible para cualquier buen lector que pretenda descubrir a la persona que hay detrás del escritor. Como los buenos clásicos, invita a pensar y a cuestionar algunas certezas que creías tener. Y, por si fuera poco, te regala alguna que otra sorpresa. Una gozada que merece quedarse a vivir para siempre en la mesilla de noche. Imprescindible.