Texto publicado en el n.º780 (Mar-Abr 2020)
Después de treinta años de investigación y la superación de la etiqueta de salinista non grata que le impuso Soledad Salinas, la filóloga Montserrat Escartín publica una biografía de Pedro Salinas que se desmarca de aquellas que anteriormente ya se han escrito sobre el poeta. Ya en Pedro Salinas tras el telón (Cátedra, 2018), la filóloga da cuenta de cómo el escritor proyecta sus conflictos personales en sus obras dramáticas, visión que se amplía en Pedro Salinas, una vida de novela (Cátedra, 2019) y abraza prácticamente toda la producción literaria del autor.
La nueva biografía no es, sin embargo, una biografía al uso, sino que aborda al poeta desde todos los puntos de vista posibles, regidos por un elemento común: la dualidad. Se trata del eje central que conforma la estructura del libro, pues si el capítulo retrata la faceta de Salinas como personaje público, también dibuja el perfil de un hombre que vivió con miedo permanente. El rasgo se mantiene a lo largo de los diez capítulos que construyen la obra y la hacen, a su vez, amena y deliciosa, sin dejar a un lado una introducción y una conclusión tan necesarias como esclarecedoras que cierran un relato de gran rigor filológico y documental.
Escartín no solo analiza la figura de Pedro Salinas desde todos los ángulos y los ámbitos en los que se desarrolló, sino que da voz a quienes mejor le conocieron y a él mismo. Si bien la crítica literaria tiende a contemplar la vida y la obra como elementos disociables, no ocurre así con Pedro Salinas (y un largo etcétera de autores: entre ellos, Concha Méndez, Idea Vilariño, Vicente Aleixandre…). El resultado es evidente: un mayor acercamiento a su interioridad y su realidad más íntima para profundizar en su vida y, por ende, en su obra literaria.
Pedro Salinas fue y sigue siendo uno de los grandes poetas del amor. Desde sus primeros poemas, el escritor defendía una visión que se distanciaba de la retórica amorosa decimonónica: el lado positivo del amor (“quiero sacar de ti tu mejor tú”). En Pedro Salinas, una vida de novela, Escartín ofrece un detallado enfoque y minuciosos datos sobre las que fueron las mujeres que marcaron su vida y la relación que Salinas mantuvo con cada una de ellas: Margarita Bonmatí y Katherine Whitmore. No existe duda alguna de que se trata de uno de los atractivos de la biografía, pero hay que conocer la historia completa del escritor (tal y como se cuenta y describe en esta biografía).
La obra se presentó días atrás en la librería La Central del Raval, en Barcelona, de la mano de Montserrat Escartín y Enric Bou. Cuando acabó la presentación, la sala se inundó de aplausos. Cuando cesaron, se cayó el cuadro que coronaba la sala con el retrato de Salinas y la portada de su nueva biografía. Fue un momento desconcertante, sin duda. De repente, se hizo el silencio. Unas risas nerviosas contagiaron a las demás, que se sucedieron. Quienes estábamos en la parte de atrás de la librería pudimos escuchar entre el auditorio uno de los mejores comentarios de la velada: “Pedrito ha venido a vernos”. Nunca lo sabremos. En cualquier caso, como bien se comentó: “alguien, desde la tumba, nos envía alguna maldición, pero… ya tocaba”.
Después de treinta años, Montserrat Escartín salda una antigua deuda con Pedro Salinas. No existe duda alguna de que esta biografía abre un campo de nuevas posibilidades y perspectivas para el análisis de la producción del autor, mucho más cercano a quien fue él en realidad, con sus luces y sus sombras, tan humano como cualquiera de nosotros.
Por Laia Dobao Sánchez.