Una poesía que ve las cosas que los demás no vemos. Una poesía a vista de pájaro que sobrevuela el mundo fijándose en todo: en lo que se mueve y en lo que permanece quieto, en lo que brilla y en lo que se bebe su propia oscuridad, en lo que puede contarse y en lo que se refugia en el silencio más absoluto, en lo que es y también en lo que no se atreve a ser. Una poesía que interpela sin gritar y que interroga sin pretender incomodar, ni a quien se pregunta ni, cortesía suprema de quien conoce bien las leyes del alma, a la misma pregunta. Una poesía que entiende la niebla que ciega el paisaje y el aura que envuelve las obras de arte. María Victoria Atencia es Lázaro y una lavandera, Rodin y una nadadora, una joven madre muerta y los jardines de Luxemburgo. Palabra escandida y calma, luz puesta al servicio de la belleza, de la armonía, la emoción de participar de lo real sin aplastarlo.
Críticas literarias
21/03/22
Una luz imprevista. Poesía completa
Por Jesús Aguado.