Corrija el rumbo, por favor

Parece por fin que los miembros caducos del gobierno de los jueces van a pasar literalmente a mejor vida, y nos alegramos por ellos porque estos cinco últimos años los han vivido como un suplicio. El desgobierno de los jueces está teniendo efectos muy nocivos en el funcionamiento ordinario de la administraión de justicia, ya muy cuestionada por lenta e inescrutable. El vergonzante espectáculo del cegepejota, controlado por la puerta de atrás y la delantera por el ala conservadora, tiene nombre y culpable: el Partido Popular. Hay que decirlo con todas las letras (solo son dos y es la misma) porque, sin ánimo de polarizar sino para aclararnos, es bueno recordarlo ahora que el PP hace creer, pura mentira trumpista, que es el PSOE, o mejor el sanchismo, o mejor aún el dictador Sánchez quien pretende ocupar las instituciones. Ocupar, dice, y quiere decir ser desocupado. Cada vez que el PP ha estado en la oposición ha obstaculizado la renovación del consejo. Cada vez. Y ahora igual, por más verdades alternativas que se hagan circular.

Este escandaloso incumplimiento de la Constitución por parte de la derecha tiene, además, otra consecuencia, quizá peor: la desconfianza de los ciudadanos en la justicia. Sabemos, y es serio y grave, que va en aumento: la insatisfacción con los servicios de justicia alcanza al 66% de los españoles, calcula el CIS. Es, de entre todas, la institución que obtiene la peor nota. La peor. Y no es algo pasajero, sino una tendencia que viene de tiempo y va en aumento. Esto en cuanto a la justicia, pero de rebote también esa actitud obstruccionista va minando la confianza en la Constitución. Si los que no paran de invocarla en unas protestas de amor tan cansinas que huelen inevitablemente a fe del converso, si ellos la incumplen de esa manera ¿qué vamos a hacer los ciudadanos?

Pues, preguntarnos: ¿A quién ha beneficiado y a quién perjudicado el lustro de bloqueo del cegepejota? ¿El incumplimiento flagrante de la Constitución va a salirle gratis al PP, tan preocupado como está por la amnistía a los catalanes del procés?, ¿nadie en la derecha se lo reprocha? ¿Los jueces que salen a la calle para manifestarse contra el legislativo acaso piensan que la desafección y el desprestigio responden a causas externas? ¿Qué se puede hacer para recuperar la confianza de los ciudadanos?

El señor Feijóo ha de corregir sin más demora el rumbo de esta derecha que no deja de pairear sin viento que la empuje y norte que la oriente. Dice el manual práctico de navegación que corregir el rumbo, o sea la derrota, consiste en “reducir a verdadero el que se ha dibujado con la aguja sumando a este o restándole la variación debida al abatimiento”. El abatimiento lo define el manual como el ángulo que forma la quilla con la dirección real de la nave. Es necesario este valor, hay que tenerlo para sumarlo o restarlo al rumbo que se había previamente fijado. Corregir, pues, la derrota implica asumir la situación, reconsiderar el rumbo trazado en los mapas, comparar las coordenadas con las del punto en el que realmente hemos ido a parar, establecer gracias a esta operación la deriva que hasta aquí nos ha traído —y si es posible sus causas: malos vientos, corrientes, turbulencias, errores…—, y sobre todo pensar en cómo salir de ahí, hacía dónde aproamos y hasta dónde estamos en condiciones de arribar.

También, ya puestos, puede ser indicado tomarse un trago, recomiendan los viejos lobos, mientras se medita sobre lo que ha fallado: si un mal uso del timón por parte del piloto, tal vez la negligencia del sobrecargo que coló a bordo pasajeros de más, quizá las baladronadas del contramaestre y la necedad de los marineros a sus órdenes que, confiados en sus fuerzas e ignorantes de sus límites, zarparon engallados con viento en popa desdeñando los peligros de la mar traidora… Tampoco estaría, en fin, de más recordarle al capitán que en su nueva ruta prevea hacer alguna que otra escala, porque a Madrid, rompeolas de las Españas, no está claro que se llegue en barco. Todavía.

 

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