Admirado Marsé

El 18 de julio de 2020 ha fallecido Juan Marsé. En el número 89 de El Ciervo, en noviembre de 1960 y en la sección “Los Narradores”, publicó el relato La Calle del Dragón Dormido que acompañaba de una breve presentación.

“Nací en  1933, en Barcelona. Estudios elementales. Desde los 13 años trabajo en un taller de joyería. Conseguí empleo en una revista cinematográfica sin dejar el taller. Hice entrevistas a la gente del cine y otras banalidades durante cierto tiempo y luego pasé a cuidarme de la crítica. Acabe dejándolo, por razones de tipo económico y moral. Al mismo tiempo, había empezado a publicar narraciones cortas en Ínsula. El año pasado se me concedió el Sésamo de cuentos. Va a aparecer estos días mi primera novela larga, Encerrados con un solo juguete, que quedó finalista del Premio Biblioteca Breve 1960, declarado desierto. Escribo con la pretensión de llegar a reflejar al hombre español de hoy con todos sus problemas. Creo que es urgente no mutilar ciertos aspectos de nuestra sociedad y de los personajes (ideas sociales, políticas, religiosas) que se respiran en la calle, pero que, por contra, no se hallan en la actual novelística española”.

En 1967, Roser Bofill, codirectora de El Ciervo, en el apartado de Críticos y Criterios decía de Últimas tardes con Teresa, que era la, hasta entonces, mejor novela de Marsé, escrita con ironía, a veces con pasión, con un dejo de tristeza. Largas y apretadas descripciones evocaban el ambiente universitario de Barcelona del año 56.

Con motivo de la publicación de su libro y antología de relatos, Colección particular, Juan Marsé  llenó por completo, el 4 de mayo de 2017, el auditorio de la Biblioteca Jaume Fuster de Barcelona.

“Mi madre, que era enfermera, cuidaba a la madre de Paulina Crusat que vivía en Sevilla. La anciana propuso a mi madre, que yo escribiera a Paulina. Esta me ayudó. Me publicó de 1957 a 1959 dos cuentos en Ínsula y Destino. Destino pagaba 1.000 pesetas”.

“No tengo ninguna relación con el llamado realismo social. Estaba muy de moda. No me interesaba. Fui a París y tenía la sensación que me había liberado. Yo he sido un enamorado de inventar. La parte inventada es la que me interesa. Por eso no podía vincularme a la real sociedad o socialismo”.

“Soy quisquilloso, perfeccionista. Me rompo los cuernos repasando los textos”.

“Cuando publiqué la primera novela, Carmen Balcells vino a mi casa y me la encontré hablando con mi madre. Me gustó su tono para con ella. Quiere tus derechos, dijo mi madre, y Carmen: Voy a montar una agencia. No estaba seguro que pudiera escribir hasta que hice Últimas tardes con Teresa. Pensé, entonces, ya puede ir esperando”.

“Carmen era una persona extraordinariamente apasionada. Presente en momentos importantes de mi vida. Me dijo que escribiera sobre París –estuve un año y medio- también me lo proponían otros. Pero no se me ocurría nada. Seguro que obtiene un Premio Planeta. Lara llamaba y decía a los escritores que concursaran en su premio”.

“En 1978 me dijo, este año lo tiene fácil. No ha llegado nada bueno. Envié La muchacha de las bragas de oro que la escribí con igual esfuerzo”.

Juan Marsé ha muerto años después que el Pijoaparte, protagonista de “Últimas tardes con Teresa, que nos presentó en la verbena de San Juan de 1956. Años muy complicados los que tenían que venir, para Manuel Reyes, el Pijoaparte, que en 1958, al final de la novela a la pregunta de qué iba a hacer, contestaba, ya veré.

Admirado Marsé nos ha contado el devenir de muchas generaciones que han rebasado el contexto de Barcelona y los años de la postguerra.

“Los niños teníamos un juego. Nos sentábamos a explicar aventis. Cuando fallaba la imaginación lo mezclábamos con la realidad. Contábamos por turnos. Echábamos mano de otras historias, pero reñíamos al que repetía en exceso. Era una interesante escuela literaria”.

Jordi Delás, médico

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