Hace algún mes reflexionaba en este mismo blog sobre la cara negativa de la ambición. Lo hacía a partir de una conferencia a la que asistí en el Palacio Pedralbes. Ahora ya han pasado dos meses, y me animo a escribir sobre la parte positiva de la ambición.
Recapitulando lo escrito en el artículo anterior: alguien que ambiciona de forma negativa, es alguien que se mueve según sus intereses sin pararse a pensar si la acción podrá dañar a otros o incluso a sí mismo (“Las tumbas están llenas de biografías y no de restos humanos”), es alguien que busca metas y desafíos cada vez más difíciles y no disfruta de los logros que ya ha obtenido durante el camino (“Caminamos con el ego entre los dientes como si fuera un cuchillo”), suele estar insatisfecho, quiere controlar cualquier situación, busca competir con el otro y mide su valor por los éxitos que acumula (“Somos ansia y contabilidad”).
La ambición, por eso, puede ser positiva también. Se sabe que uno tiene una ambición positiva cuando disfrutamos de lo logrado, y eso nos invita a ir un poco más allá, a mejorar cada vez un poquito más, un motor que nos ayuda a vencer la pereza y reforzar nuestra fuerza de voluntad.
La ambición positiva es consciente de los pros y contras que va a tener cada paso que se da hacia una meta concreta. También sabe cómo afectará a las personas cercanas o involucradas en el proyecto, o si los medios (dinero, tiempo, esfuerzo) que pone para llegar a la meta están justificados. Y finalmente, también se tiene claro hasta dónde se quiere llegar, una vez alcanzado el logro, se disfruta.
Además, hay otra diferencia que me parece simpática. Mientras la ambición negativa mira sólo para ella misma, sin importar, como he comentado, en qué grado va afectar a las personas que nos acompañan y a nosotros mismos; la ambición positiva no sólo tiene en cuenta estos factores, sino que también se interesa por las metas de los demás, se alegra por los logros de los demás, y si se da el caso favorece a que otros alcancen sus objetivos.
¿Qué pensáis vosotros de la ambición?
Lucia Montobbio, periodista y mediadora