En pocos días la escritora nigeriana Chimamanda Adichie visitará Barcelona. Todo un acontecimiento. Chimamanda ha conseguido en pocos años convertirse en un referente casi universal de la literatura africana. Sus obras, destacando “Medio sol amarillo”, están llenas de historia y de reivindicación, y escritas de una forma tan armoniosa que el lector acaba deslizándose por cada una de sus páginas, convirtiendo la lectura en un auténtico placer.
De todos modos, muchos de sus lectores, entre los que me incluyo, llegamos a ella mediante una impactante conferencia titulada “El peligro de la historia única”. Esta conferencia se enmarca en uno de esos Ted Talk que se han convertido en virales y que por su lucidez recorren de manera permanente las redes sociales. La historia única, dice Adichie aludiendo a cómo se presenta habitualmente a
África de manera reduccionista y estereotipada, es mostrar “a un pueblo como una cosa, una sola cosa, una y otra vez, hasta que se convierte en eso”. Para la escritora nigeriana hay un elemento clave en ese peligrosos ejercicio, cuando afirma que “es imposible hablar sobre la historia única sin hablar del poder. El poder es la capacidad no sólo de contar la historia del otro, sino de hacer que esa sea la historia definitiva”.
Es evidente que en el conflicto entre Catalunya y España subyace el peligro del que nos advierte Chimamanda. Como hijo de padre extremeño y de madre castellana, nacido en Barcelona, me ha tocado siempre insistir ante una y otra realidad -pero especialmente ante la realidad española- en la necesidad de huir de la historia única y de deconstruir los estereotipos a los que medios de comunicación y otros agentes políticos o sociales han podido contribuir en numerosas ocasiones. La historia única es falaz y terriblemente peligrosa. Y es que entre ambas realidades ha faltado siempre precisamente un ejercicio pedagógico y empático en el que unos y otros traten de escuchar el relato del otro, lleno de matices y de elementos de fondo.
La coyuntura es vertiginosa y el futuro lleno de incertidumbres. Es momento de dialogar y de explicarse, de buscar soluciones políticas, de deconstruir las historias únicas que menudean por redes sociales y medios de comunicación. Es momento de estar a la altura de las circunstancias.
Óscar Mateos, profesor de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-URL, miembro del Centro de estudios Cristianismo y Justicia