La casualidad ha querido que esta nueva vía de comunicación, El Blog de El Ciervo,
se abra coincidiendo con el 10º aniversario (en diciembre) de la muerte de Lorenzo Gomis. Lorenzo dirigió y animó la revista durante cinco décadas y media, desde su inicio en 1951. Es justo que lo recordemos y es siempre agradable y provechoso hacerlo; como hará también la Universidad Ramon Llull de Barcelona el 1 de diciembre. En
la facultad de comunicación Blanquerna se presentará el libro La primavera no es noticia, una colección de los artículos que Lorenzo dedicó al periodismo en su columna de La Vanguardia.
Aquí, en El Ciervo y volviendo al blog, estamos todos convencidos de que Lorenzo nos habría animado con una sonrisa a adentrarnos sin miedo en el frondoso bosque de la galaxia digital, lleno de caminos intrincados y redes en las que no es difícil enredarse; pero en el que
El Ciervo –siempre en busca de la fuente de agua fresca– debe, quiere, puede y sin duda sabrá moverse con agilidad. Porque con este blog y algunas novedades en la edición digital que entrarán en servicio en enero lo que pretendemos es ayudar a que
El Ciervo –aunque se mantiene en buena forma, va a cumplir 65 años– llegue más fácilmente a manos, o a ojos, del lector.
Queremos mejorar la comunicación porque en el tiempo que va de un número a otro de la revista ocurren cosas y se nos ocurren ideas que el ritmo trepidante con que se suceden las informaciones nos impide poner sobre el papel y compartir. Es lástima, decimos cada vez más a menudo, que este asunto o ese otro hayan caducado. La actualidad se ha vuelto muy efímera.
Nos sabe un poco mal que pase tanto tiempo sin estar en contacto con nuestros suscriptores y lectores y nos gustaría, además, ampliar la familia; hacer nuevos amigos en este mundo abierto y sin fronteras en el que entramos. También nos hace gracia conectarnos justo en estos tiempos en que algunos se ven presos de un deseo irrefrenable de desconectar y hablan de una necesidad imperiosa de desconexión; como si hubieran estado viviendo hasta ahora enchufados (algo no descartable) o en línea. Nosotros creemos que es mucho mejor, no solo seguir conectados, sino estar más conectados que nunca.
En 1996, cuando murió Aranguren, Lorenzo escribió en El Ciervo
un bonito artículo en el que comparaba al pensador con “una carretera de montaña, sólida, modesta y bien construida, que no horada los montes sino que los rodea y avanza serpenteando, pero avanza de verdad y lleva a los viajeros adelante”. Lorenzo fue un puente. Lo fue en su vida y lo fue su obra, y en especial nuestra revista. Un puente que conectó a gente que circulaba en direcciones contrarias, de distintas procedencias, con ideas a veces opuestas, de edades diferentes, de culturas diversas. Un puente para la comunicación, el diálogo, la concordia, la educación, el entendimiento.
Siguiendo, pues, su ejemplo, vamos a intentar mejorar las conexiones entre todos y a tomarnos con humor (cosa que demuestra lo en serio que vamos) esa fiebre
desconectora que parece ignorar, olvidar, descubrir o reescribir la historia. De los errores de la historia, algunos aprenden a cometer otros nuevos, escribió citando al historiador inglés AJP Taylor en un artículo recogido en
La primavera no es noticia que remataba con una sentencia de su querido Chesterton: “La gente que hace historia no sabe nada de historia. Cualquiera puede verlo muy bien en la clase de historia que hace”. “Me parece de mucha actualidad”, concluía Lorenzo. Y eso que la desconexión –era la primavera de 2003– no era noticia.
Jaume Boix, Director de El Ciervo