Ada: segunda oportunidad

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha tomado dos buenas decisiones y las dos permiten pensar que su segundo mandato empieza bien. Ha dado una tenencia de alcaldía al concejal responsable de seguridad, Albert Batlle, y parece que carta blanca para tratar de resolver dos de los problemas graves que se han incubado y multiplicado en los últimos cuatro años: la delincuencia (con un aumento muy preocupante de brutalidad) y el desorden (fruto de una permisividad en el incumplimiento de las ordenanzas, que tiene sus expresiones más notorias en el problema del top manta y en el incivismo y falta de respeto al espacio público.

Albert Batlle fue concejal durante muchos años en los gobiernos de Pasqual Maragall, responsable de prisiones con el tripartito de la Generalitat y director de los Mossos d’Esquadra durante las presidencias de Artur Mas y Carles Puigdemont, cargo del que dimitió cuando vio que los tiros  no iban en la dirección adecuada, que es la que indican el seny, la inteligencia, la responsabilidad y el interés general.  Toda esta experiencia ha convertido a Batlle —que es, además de abogado y político, buena persona— en depositario de grandes esperanzas. Tal vez demasiadas: él mismo ya ha dicho que a pesar de ser creyente los milagros no dependen de su negociado, y ha pedido un año para empezar a poner orden en la ciudad. Por nuestra parte, plazo concedido.

La segunda buena decisión de Ada Colau ha sido nombrar a Manuela Carmena pregonera de las fiestas de la Mercè, que se celebran el próximo mes. En sus cuatro años como alcaldesa, Carmena ha cambiado Madrid y su huella es tan firme (consiguió cien mil votos más que el PP) que difícilmente va a poder revertirla el actual gobierno derechista, que se muere por hacerlo. El plan Madrid Central ha sido su éxito más destacado. Ada Colau tiene ahora cuatro años para mostrarnos cuál es el suyo, su plan, su proyecto. Dicen en su equipo que las medidas contra la contaminación que se aplicarán a partir del próximo año serán más determinantes y efectivas que las del Madrid Central. Y que su compromiso con los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU van a marcar un antes y un después en Barcelona. Buenos propósitos, de momento. Ojalá se cumplan.

Jaume Boix, director de El Ciervo

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