Ha fallecido en Donosti, a los 86 años, José Ramón Recalde, gran amigo mío y compañero en la resistencia antifranquista. Fue uno de los fundadores del Frente de Liberación Popular (FLP) y dirigió la rama vasca de esta organización clandestina: EuscadikoSocialisten Batasuna (ESBA). En 1962, a raíz de unas huelgas mineras, fue detenido y torturado. Condenado por un Consejo de Guerraa varios años de prisión, cuando llegó su libertad, puso su oficio de abogado al servicio de los inculpados de delitos contra el Estado, que eran juzgados por el Tribunal de Orden Público (TOP) .
Ya en democracia, Recalde se afilió al Partido Socialista de Euskadi, vinculado al PSOE. Colaboró con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) en pro de la gobernación de un territorio golpeado por el terrorismo etarra. José Ramón era antinacionalista, pero respetaba cualquier ideología que excluyera la violencia y el totalitarismo. Llegó a ser ministro de Justicia y de Educación en el gobierno coaligado del PNV y el PSE. De él surgió la creación de las primeras
ikastolas. Recalde escribió sobre socialismo en su época del FLP-ESBA y, posteriormente, sobre nacionalismo, cuestión que le preocupaba por ser una de las causas más graves del fanatismo de ETA. Me hizo el honor de encargarme la dirección de su tesis doctoral sobre dicho tema.
Hace unos años, ETA intentó matarlo. Su fe en la vida (así tituló sus interesantísimas Memorias) y su sentido del humor lo impidieron. Cuando le dispararon, preguntó a su mujer María Teresa “¿Qué pasa?”. “Pues nada. Que te han pegado un tiro”. Típica impavidez vasca que ve el propio asesinato como una broma pesada. Cuando, hace unos días, Recalde aguardaba, esta vez sí, a la muerte, dijo “mira que si ahora no me muero, el ridículo que voy a hacer, después de tantas despedidas”.
Si tuviera que dar un nombre al estilo vital de mi amigo Recalde, no se me ocurre otro que el de dignidad.
José Antonio González Casanova