Lecciones de futuro

Hay libros que llegan a una como agua de mayo. Para una fatalista histórica como yo, que hacesuya la frase de Dante, Abandonad toda esperanza, leer la obra de Rebecca Solnit, una escritora,periodista, activista, una de las 25 visionarias que están cambiando el mundo, es un bálsamo yuna espoleta al mismo tiempo. En

Esperanza en la oscuridad Solnit me recuerda lo que siempreme dice mi marido, que es también a su modo un visionario: los cambios casi nunca son sencillos,las victorias nunca son totales, la vida no suele ser lineal, los triunfos sociales, que suponen unavance, pueden tardar siglos y generalmente no los disfrutan quienes los disputaron. Intentoaferrarme a estas máximas cuando me vengo abajo tras asistir a injusticias de cualquier tipo, adecepciones vitales o profesionales. No siempre consigo quedarme, esa es la verdad. Pero hoy,en esta columna, con el libro de Solnit aquí a mi lado, bajo la buganvilla donde leo y leo, conversoy me reafirmo en lo afortunada que soy, quiero contar lo alegre, lo que nos da motivos para creerque el futuro es incierto pero no necesariamente pésimo, como diría Virginia Woolf. Mientras laautora escribía el prólogo para una nueva edición del ensayo, en 2015, los que asesinaron alcantante chileno y activista político Víctor, en 1973, estaban siendo acusados. Habían pasado másde 40 años. Llegaba tarde, pero llegaba y era una lección al mundo, un mensaje para losdesalmados: acabaras penando por tus delitos, pasarás a la parte mala de la historia. Solnitrecuerda también otro hito en esa introduccion: que la lucha para conseguir el voto femeninorequirió casi tres cuartos de siglo. Y yo añado que las mujeres que se dejaron la piel para lograrlo,no pudieron votar. Así que el punto y final de algunas historias tarda muchísimo en llegar, y, no,algunos puntos no los veré y eso me crispa. Pero es lo que hay: un camino intrincado con duelos yquebrantos, algunas gratas y pequeñas victorias, algunos grandes momentos de justiciaspoéticas. Como dice Solnit, «Juntos somos muy poderosos y poseemos una historial de triunfos ytransformaciones apenas contado y apenas recordado que puede ofrecernos la confianza de quesí, de que podemos cambiar el mundo porque ya lo hemos hecho muchas» . Necesitamos unaletanía, un rosario, un mantra, un cántico de guerra sobre nuestras victorias. El pasado secontempla a la luz del día y puede convertirse en una antorcha que nos puede alumbrar el futuro,que es la noche.

Mariola Cubells, periodista

Compartir